miércoles, 16 de junio de 2010

LA PAZ Y EL PALO

Una vez más he encontrado, otro de esos artículos, acerca de americanismos que tanto hemos visto a lo largo de este curso que ya ¡pronto verá su fin! Así como significados de frases en unas y otras zonas del globo. Quizás nos pueda servir para el examen de esta tarde. ¡Muchísima suerte a todos de corazón!

LA PAZ Y EL PALO

Por Miguel CHAVARRÍA
Nos damos la paz, deseamos la paz, buscamos la paz de la paloma, cada uno de la suya. Y dado que con esto es imposible satisfacer a todos, terminamos buscamos la paz de cualquier paloma. La que sea. La que más vuele o la primera que se pose Es la señal y marca de este tiempo confuso en el que vivimos o… dormimos. Porque, si lo mismo da arre que so y guau que miau ¿para qué habíamos de estar en vigilia y dispuestos a hacer distingos? Basta con adoptar la postura del indiferente que pasa olímpicamente de las cosas o cultivar la desconfianza que es la versión medrosa de la indiferencia.
En Suramérica, donde con frecuencia los proyectos de mejora se liquidan hurtándose cada uno al esfuerzo colectivo, suelen decir que “Manolo y el Cid son hermanos, aunque de diferentes padres” frase que a su manera es como una constatación de fraternidades proclamadas pero no vividas. Más arriba, istmeños y mexicanos ahondan aún más en la desconfianza cuando afirman que “aunque sean hechos del mismo barro, no es lo mismo bacín que jarro”. Se conoce que andan escarmentados por los palos que han recibido de extraños y por los que ellos mismos se propinan periódicamente haciendo realidad aquél cantar que dice: “Esa miseria revieja /no se remedia jamás/ todo el que viene detrás/como la encuentra la deja.”
Si se pasa a plazas y gentes más conocidas y cercanas, los navarros, que tan sonados palos han repartido en la historia militando siempre en el bando vencedor, desde los Banu Casu hasta el 18 de Julio del Treinta y Seis, tienen en la frase ¡Lástima palo! todo un tratado de pensamiento palítico, ya que no político. Tal exclamación no es lamento por el palo que haya podido recibir quien así manifiesta su pesar, sino por aquel palo que no se ha sabido descargar a tiempo y en los lomos debidos, doble condición para que todo vuelva a quedar en paz. Y quizá no anden tan descaminados nuestros vecinos porque, rastreando en la deriva de los significados y hechas las consultas pertinentes, resulta que la palabra palo viene a estar emparentada con la palabra paz y con la palabra pacto a través del latín pactum y palum y de la común raíz indoeuropea pak, pag, voz onomatopéyica que imita el ruido seco del mazo al fijar a golpes una estaca en el suelo, y que tiene el significado de fijar. Y todo viene a cuento porque, siendo en puridad el pacífico oficio de escritor equivalente al arte de fijar sobre una página los pensamientos para evitar que el viento se los lleve, hemos de concluir que ni siquiera al escribir, o al leer, resulta conveniente ignorar que el prefijo pak, pag, emparenta la página con la paz deseada y con el palo asestado a tiempo. ¡Mira por dónde!
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